INEXISTENCIA
- Beatriz Chocano Maceda
- 7 feb 2017
- 2 Min. de lectura
Todos los cambios no duran por siempre. Cada cambio trae algo bueno y algo malo. Es nuestra obligación disfrutarlo y valorarlo, aún que llegado el final, no veamos más que eso, el fin.
Los cambios traen consigo eso que podríamos llamar "crisis de qué o quiénes somos". Esa inseguridad de lo que traerá el futuro, de lo que no podemos controlar ni saber a priori. La inestabilidad dentro de la estabilidad. Esos momentos en los que dudamos de nosotros mismos, y a veces, de nuestras elecciones.
Son esas eternas pausas sin rumbo. Aún a sabiendas, de que el siguiente paso, cobrará sentido pasado el tiempo. Somos lo que hacemos y hacemos lo que de seamos ser. Pero ¿quién no se ha planteado, perdido, si seguir es el siguiente paso? o si, debemos saltar de manera radical a otro puente con otra vista. ¿No os ha pasado?
Sabes lo que quieres. Sabes te ves dónde quieres lleg

ar, quizás no hoy ni mañana, pero tienes esa meta. ¿Qué pasa cuándo esa meta no llega? Y no es por que no valgas, puede incluso que seas seco, pero la puerta nunca se abre, es como un muro.¿Cuántas veces se quedará cerrada? No lo se, ¿y qué hacer? no es algo con ciencia.
Dicen que la perseverancia ayuda, sin embargo, llegan puntos de inflexión. ¿tiro la toalla o sigo? ¿se cerrará esta puerta o se abrirá la ventana? Uno nunca sabe.
También hablan de la actitud. ¿Pero qué pasa cuándo parece que nunca llega esa oportunidad de confianza? Cuando parece que vas siempre hacia paredes de cemento implacables que nunca se quiebran. ¿Volteas y saltas a otro puente? ¿lo rodeas y sigues? ¿o lo das todo a cada golpe?
Porque hay a veces, que de verdad quieres formar parte. Lo golpeas una y otra y otra vez. Tus huesos ya no tienen consistencia. Te vuelves gelatina, pero aún así, golpeas otra y otra vez. Lo das todo, a cada golpe. Pero esa grieta no se forma aunque hagas lo imposible. Entonces... ¿te conformas y a otra cosa mariposa o cambias sin desearlo?
Sin desearlo, porque a veces los sueños son demasiado cuadrados, demasiado grandes o como quieras decirlo. Pero sin ellos jamás serias lo que eres. Y hay veces que no te conformas con un rodeo, porque de verdad has demostrado con cada milésima de ti que eso iba en serio. Que vas en serio. Que hay algo que tienes para aportar. Realmente quieres darlo todo y no te vale cualquier muro, sino ese que tienes enfrente de ti y no te acobarda.
Pero nunca llega esa grieta que te ayudaría a formar parte de esa pared. Entonces ¿realmente llegamos a decidir bien la senda?
Hablan de obtener experiencia, pero en ese momento de "crisis" te preguntas para que te sirve si siempre será el muro tan implacable. Si jamás seré parte del muro, simplemente el color de la pintura que se cambia.
¿Será este mi camino? ¿alguna vez lo conseguiré? o es hora de dejar la positividad de lado y saltar a otra weá siendo "realistas" ya que la edad seguirá siendo un handicap y parece no importar que demos y pongamos el corazón al 100% en hacer esto que amamos, pues jamás será suficiente.
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