#518
- Beatriz Chocano Maceda
- 13 oct 2016
- 5 Min. de lectura

Aquí estoy. Debería bajarme del bus en unos escasos segundos. Según el mapa he de caminar solo un par de calles. No parece difícil. Lo guardo y hecho el ojo una última vez a mis cosas. Sí, se me va a salir el corazón del pecho como siga palpitando de esta manera. Por fín es el día. Después de haber adelantado los exámenes pendientes y haber estado mirando constantemente vuelos que me permitieran dejar el marcador de Km a 0. Sí, tras tanto soñarlo, estoy a escasos metros. Será mejor que siga caminando, creo que me quedan un par de calles. Ojalá que todo salga bien. Ojalá no me pierda y ojalá esto haya sido una buena idea.
Se supone que es invierno, pero yo solo muero de calor a causa de mis nervios. Hace ya un rato que dejé de escuchar lo que pasa a mi alrededor. Se me cae la maleta, la recojo del suelo, avanzo y se vuelve a escurrir de entre mis dedos. Esta vez la agarro fuerte y sigo avanzando. Miro atenta los números de la calle.
518… Respiro profundamente, y sin embargo, tengo la sensación de no haber tomado suficiente aire. Observo el timbre. La guerra comienza en mi cabeza. Toco o no toco. Toco o no toco. Y si no hay nadie… ¿qué hago? ¿y si no me dejan entrar? ¿me miraran raro? Bueno va, se valiente, ya estás aquí. Suspiro, y antes de volver a ser consciente de lo que estoy haciendo, mi dedo me traiciona y aprieta el botón.
Nada. ¡Lo sabía! ¡Lo sabía, lo sabía!. Si es que… ¡quién me manda a mí!. Pensaba que esto sería sencillo pero es obvio que no.
Miro el reloj, no ha pasado ni un segundo desde que mi dedo se abalanzó sobre el timbre…. Vale… lo reconozco, soy un poco impaciente. Sí, los soy, culpable, pero tengo tantas ganas de poner el marcador a 0.
La puerta se abre. Una señora aparece tras de ella. Lleva puesto un uniforme blanco, de esos estilo pijama. Me mira interrogante y le devuelvo la mirada como puedo con una tímida sonrisa en mi rostro.
He llegado algo pronto, si eso parece. Observo con atención. Hay apuntes sobre el escritorio, la mitad de una tableta de chocolate milka oreo… y sin poder evitarlo, mi estomago me llama la atención con un rugido. Cierto… llevo demasiado tiempo sin comer nada. Si cojo un trozo… ¡a la mierda! tengo demasiado hambre. Prometo recompensarle después. Dejo la bolsa que he ido transportando desde hace ya bastantes calles, con cuidado y la escondo para que no quede a la vista, al igual que mi maleta.
Lo cierto es que, parece que el frío se está apoderando de mi cuerpo. Veo tirada en la cama desecha una chaqueta que conozco demasiado bien. Tomo la tableta de chocolate y me acerco a ese revuelto de sabanas. Me siento y me la pongo. Realmente estoy agotada. Los parpados me pesan un poco, pero he de aguantar. Más me vale, pronto se hará la hora. Tengo tantas ganas de ver la cara que pone… jajajaja creo que voy a desgastar la pantalla del teléfono de tanto mirarla. Estoy tan cansada….
.
.
.
¿Por qué se mueve todo? ¿Qué está pasando? ¡Que me dejen tranquila! Intento abrir mis ojos, pero sigo tan cansada…
mmm… - si eso es todo lo que consigo decir y mi forma de decir que quiero seguir durmiendo. Pero no, no me dejan tranquila. Espera, ¡esa voz!
Y ahí está su sonrisa. Me pellizco y acto seguido él se ríe mientras sigue hablando y hablando y hablando… Mi cerebro es incapaz de procesar nada ¿qué hace él aquí? Me froto los ojos y noto como me tira hacia él, y entonces, pasa. Está abrazándome y mi cuerpo reacciona, como si se encendiera, y sin más, todo cobra sentido. Las lágrimas caen sin remedio, mis brazos se unen y no puedo evitar apretar, como para comprobar que esto realmente está pasando y no es otro de mis sueños. Y así es.
Muchas preguntas salen de su boca, demasiadas. ¿qué haces aquí? ¿por qué no me lo has dicho? ¿cuándo has llegado?¿desde cuándo estás aquí? ¿has venido sola? … Y sin embargo de mi boca no sale palabra alguna. Y aunque no quiero hacerlo, mientras sigue con el interrogatorio, me separo de él. Abro la bolsa que tenía escondida, coloco un par de cosas, la saco y sin pensármelo dos veces me giro hacia él con los ojos cerrados.
Silencio.
Estoy apunto de entrar en pánico. Los abro, y ahí esta, con los ojos abiertos de par en par. Sorprendido. Se que se me están poniendo las orejas rojas tras el pelo por la vergüenza.
Felicidades – torpemente consigo pronunciar con una sonrisa nerviosa – ¿A qué esperas tontico? Pide un deseo – digo mientras miro fijamente la vela
Ya no tengo nada que pedir – me dice mientras retira la tarta de mis manos y nuestro marcador se queda a 0km
No importa cuantas veces planeara esto. No importa ya cuanto quise que pasara. Todo es ya distinto, pero aquí estoy, en esta micro camino de una avenida con nombre de país europeo. Nerviosa y expectante por saber que es lo que me espera. Y ya, si algo nerviosa por no encajar y seguramente extrañar a los que me conocen demasiado. Tal vez con algo de miedo por si me estoy mintiendo a mi misma… y bueno ya.. con la pregunta de si tu ausencia me atormentará en la noche o allá donde vaya.
Pero aquí estoy, en la micro que tantas veces soñé dándole forma por fin. Esa mismo en la que me subiría al llegar de un largo vuelo que planee tomar para estar un 14 de julio con la intención de dar una sorpresa.
Es increíble todo lo que ha cambiado y lo poco que parece importar. ¿Cómo habría sido todo? Supongo que igual que como lo hemos vivido en nuestro Km 0.
¡Dioeses griegos! Quizás deba pellizcarme. Quizás sí este soñando, aunque sería gracioso porque sigo sufriendo insomnio. Es como si yo aún estuviera allí y tu aquí, pero sin palabras, sin contacto. Que raro, es como si no hubieras jamás existido, como un vago recuerdo tras levantarse. Pero aquí sigo, en la micro, camino de ese lugar. Curioso. Haré todo aquello que tantas veces nos escribimos… y quien sabe si tal vez tu nombre me venga a la mente y una risa se me escape como regaño mental. Quizás esta sea la última vez que te piense o ni siquiera lo este haciendo realmente.
Con que rapidez gira todo ¿esto de verdad es real? O tal vez en el fondo si este en esta micro un 14 de julio
...
Comentarios