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Lo que grita el corazón traducido para que los ojos lo comprendan

SIN PAPELES

  • Beatriz Chocano Maceda
  • 14 mar 2016
  • 2 Min. de lectura

¿Sabes en ese momento en la vida en la que llegas y todo se para? No eres ni estudiante ni trabajador, se crea una pausa. Tu vida frena de golpe y hay que tomar una decisión rápida, muy rápida. Nadie pregunta si estás preparado para tomarla, solo has de hacerlo porque todo el mundo debe tomarla en ese momento, ahí y sin más.

Debes crecer rápido y pensar con que etiqueta quieres presentarte al mundo. Olvídate de tu nombre, ese ya casi no tiene valor, a nadie le importa, no es suficiente para identificarte. Todo el mundo tiene uno, y se repiten a patadas, pocos paran a prestarle atención. Solo es un nombre, y tener eso únicamente es como… no tener papeles. ¿Una comparación dura? puede ser, pero tan real que a veces, hasta da miedo. Si si, si solo te quedas con tu nombre y apellidos, desapareces, no has nacido porque no eres nada que aporte algo al mundo.

Así que terminas tu etapa de estudios, esos que mayormente no te interesaban y te daban básicamente quebraderos de cabeza. Una tortura que te quitaba el tiempo y te hacia madrugar. Esos que, por lo general eran tan odiosos como la cita con el médico. Pero si, los pasas y decides lo siguiente que estudiaras para poder decir que eres un documentado.

Cuatro o cinco años más formándote, viviendo la vida universitaria, que no se parece tanto a lo que te venden en las películas americanas de Hollywood. Pero no importa porque vas tanteando el terreno, viendo si tomaste la decisión correcta o saltas de campo. Porque no todos terminan de sacarse ese papelito por el que empezaron apostando.

Y llega ese día de graduación en el que solo hay risas, fotos, trajes y sueños, muchos sueños. Lo has conseguido ya no eres solo un nombre fácilmente olvidable, eres un nombre con un apellido formativo. Puedes estar orgulloso. Puedes estar orgulloso porque parece que esos estudios a la carrera y de última noche, junto con todos esos trabajos en grupo en el que conseguiste no matar a alguien… han traído la recompensa. Documentado, eres un documentado o tal vez… no.

¿Sabes ingles? Si, ¿Has estudiado un master? ¿algún curso complementario? ¿además de ingles te defenderías en otro idioma? ¿has hecho alguna práctica relacionado con esto? ¿tienes tres años de experiencia? ¿tienes algún proyecto personal? ¿dónde te ves de aquí a unos años? Y la lista sigue alargándose, alargándose y alargándose, hasta que te das cuenta que sigues sin ser nadie, que en realidad no te has sacado la nacionalidad, sino que posees un permiso de visita por tiempo reducido en el país de trabajo exigente donde aquellos que te reclaman mil y un títulos no parecen ceder y darte esa oportunidad, porque eres inexperto y joven.

Y te sigues esforzando por tener papeles, porque a este mundo se le ha olvidado que las personas no somos papeles, sino gente de carne y hueso con virtudes propias y otras adquiridas.

Pero da igual, porque sigues siendo un sin papeles....

L . f .


 
 
 

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