FANTASMA
- bea717
- 3 dic 2015
- 3 Min. de lectura

Se que a veces el miedo puede con todo. Se que a veces rechazamos lo que más queremos evitando esa sensación incomoda de algo mal hecho y jamás resuelto. Se que en este mundo hay que tomar decisiones, y sobre estas, otras aun más difíciles. Tengo claro que las cosas, por muy claras que estuviesen en un principio, se pueden ensuciar, y terminar rompiendo en pedacitos dejando nada. Nada es para siempre y siempre algo cambia. Pero duele, perder algo importante, duele.
Son esas pequeñas manías que debes dejar atrás, esas costumbres en pequeños momentos que solo podrás revivir en tu mente con el recuerdo. Son cada sueño que vas abandonando con cada lágrima que evitas derramar y cada sonrisa forzada para no admitir que tu mundo ha caído por debajo de tus pies. Son esas ideas tontas y pensamientos incoherentes e intermitentes que dicen odiar y amar al mismo tiempo. Son esos agobios solitarios y la renuncia inmediata a recuerdos que encienden tu pecho y ahogan tus pulmones. Cada paso que te aleja de la otra huella a la que no terminabas de acostumbrarte pero en la que siempre te apoyabas.
Es ese contacto que ahora solo pertenecerá al viento. Luchas internas entre lo que deseas y “lo que deberías hacer”. Esos gritos silenciosos que atormentan al corazón y favorecen el argumento de la razón. Esas duchas sin freno para que el hormigueo desaparezca del cuerpo junto a la espuma que se desliza navegando lejos y que fallidamente intentas una y otra vez. Esos textos que escribes y jamás llegaran a su destinatario porque temes no tener derecho a volver a pronunciarte. La incertidumbre de dónde está el límite, que podrás conservar y que no.
Hasta que descubres que solo hay fantasmas. Solo fantasmas, pequeños hologramas de lo que viviste hasta ayer y que aún no sabes como frenar tan rápido hoy. O quizás solo sean imágenes sueltas de lo que creíste vivir pues es tan complicado entender como en milésimas todo se hecha a perder y cae. Se muestra todo lejano como si de eras tratásemos y son simples minutos. Minutos que explotan y destruyen cada posibilidad.
Y sí, se que a veces el miedo hace daño, se que en ocasiones la voluntad no puede con él, a veces tu cuerpo no reacciona, te abandona, no responde y te hace perder. En ocasiones te hubiera gustado hacer más, quizás haber demostrado más y haberte callado menos. Quizás hubieras dejado escapar más palabras de agradecimiento, quizás hubieras regalado más besos o simplemente, hubieras intentado no esconderte tanto. Quizás hubieras dejado que te descubriera perdida en sus ojos o ida mientras sus labios hablaban. Quizás hubieras dejado que viera como tus ojos se cerraban para escuchar mejor su voz o simplemente como se llenaban tus pulmones con su olor. Posiblemente te hubiera gustado que supiera como tu circulación elevaba el volumen al mismo tiempo que tu corazón se aceleraba. O quizás esa sonrisa que se dibujaba en tu rostro al escuchar sus latidos corriendo al mismo compas que los tuyos.
Hay tantos quizás que quedaran callados por el miedo de reconocer lo que tan silenciado tenían tus labios, esas palabras, que pronunciadas en voz alta, dejarían de ser un secreto para pasar a ser algo confesado. Miedo, estúpido miedo. Incoherencia de todo que ahora te deja perdida. Porque llegados a este punto, solo estás perdida.
L . f .
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